La Babosa de mar Thuridilla hopei es un molusco marino sin concha. Pertenecen a la clase Gastropoda o gasterópodos donde también se clasifican los caracoles, las babosas, las liebres de mar y afines.
Dentro de la clase Gastropoda pertenecen al orden de los opistobranquio. No es un nudibranquio. Estos términos pueden generar confusión. Los nudibranquios se engloban dentro del grupo de los opistobranquios.
Los opistobranquios son moluscos que tienen su aparato respiratorio en la parte trasera del cuerpo. De hecho es lo que quiere decir el término Opisthobranchia ya que deriva del griego opisthen, detrás.
La Babosa de mar Thuridilla hopei presenta un cuerpo esbelto. De una coloración muy llamativa, predominando el azul eléctrico, con rayas blancas, amarillas, naranjas y negras.
SCHMEKEL, L. and A. PORTMANN, 1982. Opisthobranchia des Mittelmeeres: Nudibranchia und Saccoglossa. Springer-Verlag Berlin. Heidelberg. 410 pp.
Nuevamente nos encontramos con una especie que utiliza la coloración aposemática como advertencia de peligro a sus posibles depredadores. Los patrones de coloración pueden variar según la profundidad en la que viven.
Disponen de dos, lo que parecen, antenas o cuernos llamados rinóforos, un órgano sensorial.
Lo normal es que alcancen una longitud media de entre 20-30 mm.
Es una especia muy activa.
Distribución de la Babosa de mar Thuridilla hopei
Por todo el Mediterráneo. En las costas atlánticas de Andalucía, Canarias y Azores y Madeira.
Hábitat
Puede ser observada en fondos rocosos a muy escasa profundidad.
Alimentación
Herbívoro.
Experiencia Fotográfica con la Babosa de mar Thuridilla hopei
Tras observar a la Babosa de mar Thuridilla hopei y apreciar su colorido, nos puede venir a la mente una especie propia de un arrecife coralino. Pues bien, sabemos que existen pequeñas joyas en nuestros mares sin tener que ir a bucear a sitios paradisíacos. Tampoco es necesario un gran equipamiento para el buceo. En mi caso requirió de una máscara de buceo, tubo, aletas y una pequeña cámara de fotos compacta.
La profundidad a la que se situaba podría rondar los 2 metros como mucho. Eso sí, no paraba de moverse por lo que posteriormente tuve que descartar muchas de las fotos realizadas.
Las fotografías fueron realizadas en una cala rocosa entre los términos municipales de Benalmádena y Fuengirola, en la provincia de Málaga.